Soltar lo viejo para recibir lo nuevo

Soltar lo viejo para recibir lo nuevo

La aceptación y el dejar ir

Cómo abrazar un nuevo sueño… y dejar ir el viejoDiciembre 18, 2018 by Kent Sanders | Leave a Comment Nos acercamos al final de 2018 y nos preparamos para dirigirnos a 2019. Cuánto has pensado en tus esperanzas, sueños y metas para este próximo año? Si estás satisfecho con tu vida tal y como existe actualmente, es un buen momento para pensar en cómo cambiarla. De eso trata el post de hoy.
Hace unos años, el grupo de country Rascal Flatts lanzó una canción llamada «These Days». Cuenta la historia de un tipo en una pequeña ciudad que se encuentra accidentalmente con un antiguo amor. Ella ha seguido adelante con su vida, pero él no puede dejar de soñar con ella.
Ha dejado su vida en suspenso porque sigue suspirando por ella. Como no hay ningún indicio de que ella comparta sus sentimientos, él estará siempre atrapado en un bucle temporal, deseando un sueño que nunca se hará realidad.
Nos aferramos a los viejos sueños porque son cómodos. Nos dan una sensación de seguridad emocional. Los hemos alimentado, nutrido, escrito en un diario sobre ellos, hablado de ellos, preocupado por ellos y les hemos prestado mucha atención.

Citas sobre cómo dejar atrás el pasado

Esto exige un alto precio, y puede consumir demasiado de tu tiempo, energía y salud. Esta implicación agita tu mente y los sentimientos, obstruye el sentido común y te impide disfrutar de la paz interior.
Si no te sueltas, sigues atado y no eres libre. Limitas tu percepción, te causas estrés y tensión. Si no puedes desprenderte de los recuerdos dolorosos, la envidia, los celos, las malas relaciones, sufres. Es como estar en un pantano, sin hacer nada para salir.
Las personas aman lo familiar y lo desconocido, y se sienten más cómodas y seguras en situaciones familiares, aunque esto les cause sufrimiento. Tienen miedo a lo desconocido y, por lo tanto, no quieren soltarlo. Tampoco saben cómo soltar. Nadie les ha enseñado.
Pensar en él o ella y sufrir es inútil. Nadie gana nada con esta situación. Puede que sea más fácil decirlo que hacerlo, pero debes seguir adelante con tu vida y conocer a otras personas. No te quedes estancado.
4. No permitas que el miedo te retenga El miedo puede estar reteniéndote. Dejar ir también significa enfrentarse a los miedos y las decepciones del pasado, y luego cortar tu conexión con ellos. Inténtalo y verás que no es tan difícil.

Cómo dejar atrás el pasado y vivir el presente

Dejar ir es una de las cosas más difíciles de hacer. Es tan fácil tratar de aferrarse a las cosas, pero debemos confiar en que nuestro Señor tiene algo mejor. Dejar ir una relación, una herida, el miedo, los errores del pasado, el pecado, la culpa, la calumnia, la ira, los fracasos, los arrepentimientos, la preocupación, etc. es más fácil cuando nos damos cuenta de que Dios tiene el control.
A veces nos aferramos a cosas como relaciones insanas y a hacer nuestra propia voluntad porque pensamos para nosotros mismos que tal vez habrá un cambio. Todavía nos aferramos a la esperanza en cosas que no son Dios. Ponemos nuestra esperanza en relaciones, situaciones, nuestra mente, etc.
Puedes entrenarte y decir: «Dios quiere esto para mí». Lo que estás haciendo es hacer más difícil para ti mismo el dejar ir. Deja de mirar a todas estas cosas diferentes y en su lugar mira al Señor. Mantén tu mente en Cristo.
1. Proverbios 4:25-27 Mira tus ojos hacia adelante; fija tu mirada directamente delante de ti. Piensa bien en las sendas de tus pies y sé firme en todos tus caminos.  No te desvíes ni a la derecha ni a la izquierda; guarda tu pie del mal.

Cómo dejar atrás el pasado y ser feliz

Cuando trabajo con personas que se enfrentan a un cambio en su vida o en su trabajo, lo único que tienen en común es que experimentan miedo y ansiedad. Cada vez que experimentamos algo nuevo, incluso si lo elegimos, tenemos al menos un nivel bajo de ansiedad. Es nuestra reacción normal de lucha o huida ante las amenazas externas. ¿Cómo podemos lidiar con esto y seguir adelante?
El primer paso es reconocerlo y admitirlo. Muchas veces no nos fijamos en lo que nos pasa a nosotros mismos. Nos ponemos de mal humor, nos resfriamos o nos sentimos agotados y pensamos que es normal. Sí, es normal, pero ¿cuál es el origen? Si nos ocupamos del origen, podemos avanzar más rápidamente.
Hace unos meses, buscaba el origen de mi agotamiento. Fui al médico y le dije que hacía siestas con regularidad y que seguía sintiéndome muy cansada. También le dije que llevaba un año de transición construyendo mi negocio de coaching y formación. Me dijo: «Me preocuparía si no estuvieras agotada». Una vez que supe que era normal, me centré en cuidarme muy bien: descansaba cuando lo necesitaba, tomaba mis vitaminas, sacaba a pasear al perro, me relacionaba con amigos y me alimentaba con buenos pensamientos a lo largo del día.

Entradas relacionadas

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad